En la propuesta para alcanzar un pacto educativo se contempla la redacción de un estatuto que fije la carrera profesional de los docentes de la enseñanza pública (también aparece en el documento presentado por el PP). El estatuto, cuya negociación está atascada desde la anterior legislatura, vendría a dar a los profesores dos vías de ascenso: la clásica, por antigüedad, y otra, a través de los méritos, para progresar más rápido. Pero esos méritos deberían acreditarse, por ejemplo, con evaluaciones, y los profesores españoles recelan profundamente de que esa valoración repercuta sobre sus condiciones laborales. Así, aunque la gran mayoría de los docentes de primaria y secundaria (el 74,5%) cree que evaluar su trabajo debe ser una obligación para ellos, sólo un tercio (33,8%) cree que esa evaluación debe repercutir en sus condiciones laborales, según la encuesta La formación y el desarrollo profesional de los docentes, hecha a 1.059 profesores madrileños por el Instituto IDEA para la Fundación Hogar del Empleado (FUHEM).
Cuando se les pregunta en otro momento del estudio cuáles son los criterios que más deberían pesar a la hora de premiar con un aumento de sueldo a los profesores, el que tiene más éxito entre los docentes de la pública es, precisamente, la antigüedad (78,1%). Le siguen la realización de proyectos de innovación e investigación (76,2%), ser tutor (71,7%), la formación (71,4%), desempeñar algún cargo directivo o de coordinación (70,5%) y, en último lugar y muy lejos de los demás, los resultados de la evaluación de su tarea (44,9%).
Un profesor de la enseñanza pública "puede pasar toda su vida profesional hasta jubilarse sin ser evaluado ni una vez", lo que no es "normal ni razonable", ha dicho la directora del estudio y catedrática de Psicología Evolutiva, Elena Martín, que ha presentado el estudio junto a la directora general del Área Educativa de FUHEM, Charo Díaz Yubero.
En cuanto a la formación, el 60% cree que las enseñanzas de Magisterio (para ser profesor de infantil y primaria) mejorarán con el nuevo plan de estudios adaptados a Europa, de cuatro años de duración. Y la misma proporción considera que el nuevo máster de formación del profesorado de secundaria mejora mucho las enseñanzas con respecto a los cursillos que han funcionado hasta ahora (el CAP). Además, tres de cada cuatro docentes ven muy bien la incorporación de profesores mentores en los centros educativos que apoyen a los nuevos docentes de la pública durante su primer año de trabajo, algo que recoge la ley, pero que las comunidades autónomas no están llevando a la práctica, según se ha quejado la profesora Martín.
Fuente
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/profesores/recelan/evaluaciones/elpepusocedu/20100202elpepusoc_6/Tes
Como comentario personal de este artículo a mi parecer si es necesario que se evalue la acción educativa del profesorado.
El someterse a una evaluación hace que el profesor trabaje mas y eso conlleva a una mejor labor con sus alumnos y una mejora de la enseñanza.
La evaluación no es mala, al contrario, hace ver aquellos puntos en los que el profesor falla y es bueno, reforzando así su manera de llevar las clases y mejorando los puntos en los que esta mas débil.
El no ser evaluado muchas veces lleva a la estabildad y la repetición año tras año de la misma manera de enseñar,quedandose desfasada con el paso del tiempo y cerrandose las puertas a nuevas formas de enseñanza.
Por lo tanto veo necesario darle un valor a la evaluación del profesor para darle oportunidades a los nuevos profesores que suelen ser los que mas entusiasmo aportan con las nuevas ideas y de esta forma hacer que el viejo profesorado siga investigando y mejorando su labor educativa.
Un saludo.
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Hace 14 años
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